La apnea obstructiva del sueño (AOS) se caracteriza por episodios repetitivos de colapso completo o parcial de las vías respiratorias superiores durante el sueño (1-3). Esta afección afecta aproximadamente al 2-4% de la población adulta y presenta una alta prevalencia a nivel mundial (2,3). Se estima que 936 millones de adultos de 30 a 69 años padecen AOS, independientemente de la gravedad de la enfermedad (IC del 95 %: 903-970 millones) (2,3). De estos, aproximadamente 425 millones (IC del 95 %: 399-450 millones) sufren de AOS de moderada a grave (2,3). La AOS se ha relacionado con la patogénesis de diversas enfermedades cardiovasculares (ECV), metabólicas, neurológicas, oncológicas, entre otras (4-6). Además, los pacientes con AOS presentan una alta carga de comorbilidades, que pueden influir significativamente en su pronóstico y supervivencia, afectar la respuesta al tratamiento y reducir su calidad de vida (7-9).
La incidencia de comorbilidades y la gravedad de la AOS están estrechamente relacionadas, lo que puede afectar negativamente la supervivencia de los pacientes (10,11). Enfermedades como la insuficiencia cardíaca y el síndrome metabólico no solo pueden ser consecuencias de la AOS (8,9), sino que también pueden predisponer al desarrollo de esta condición, lo que sugiere una relación bidireccional entre la AOS y ciertas comorbilidades (9,12-14). En este contexto, mecanismos como la hipoxia intermitente, la fluctuación de la presión intratorácica y los microdespertares recurrentes juegan un papel crucial (1,8,15). Estos fenómenos desencadenan excitación simpática, inflamación sistémica y estrés oxidativo, contribuyendo a trastornos como la hipertensión, la aterosclerosis y la diabetes (8,10,16,17). Al mismo tiempo, condiciones como la obesidad y el síndrome metabólico pueden predisponer a la AOS, creando un ciclo en el que cada trastorno agrava al otro (1,16-18). Este vínculo bidireccional dificulta la evaluación independiente de sus efectos, lo que resalta la complejidad de su manejo terapéutico (1,8).
En Colombia es limitada la evidencia sobre la relación entre la AOS, la prevalencia de las comorbilidades y las características de esta población (2,3,9,19). El comorbidoma es una herramienta valiosa para comprender las comorbilidades asociadas con la AOS, siendo esencial para personalizar los tratamientos y mejorar la estratificación del riesgo (8-15,19). Esto puede aumentar los datos disponibles y mejorar la caracterización en esta población, lo que puede fomentar el desarrollo de protocolos de manejo integral (8,9,19,20). Por lo tanto, el objetivo principal de este estudio es determinar la prevalencia de comorbilidades en pacientes diagnosticados con AOS en Colombia y describir las enfermedades más frecuentemente asociadas mediante el uso del Comorbidoma.