En diciembre de 2019, un nuevo coronavirus, inició un brote de neumonía en Wuhan, China, que se extendió rápidamente por todo el mundo, declarado como "una emergencia de salud pública de importancia internacional" por Organización mundial de la Salud (OMS) el 30 de enero de 2020 (1,2). Pacientes que puedan resultar infectados pueden cursar con una lesión pulmonar grave, sin embargo, en algunos individuos como los ancianos o con comorbilidades, es más probable que el virus cause neumonía intersticial grave, síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) y posterior insuficiencia multiorgánica, que llevaría a insuficiencia respiratoria aguda grave, aumentando las tasas de mortalidad (2,5). Actualmente en el mundo se presenta 92.484.759 casos de infección por COVID-19, en Colombia se han registrado 1.831.980 casos, con una letalidad de 47.124 fallecimientos correspondiente 2,6 % de la población (6–8). El objetivo principal de la rehabilitación hospitalaria se centra en prevención y manejo de complicaciones agudas, recuperación y optimización en la funcionalidad de las personas tras la enfermedad aguda (19,20), no es la excepción en paciente que cursan con infección por COVID-19. Esta se centra en evaluación de las deficiencias a nivel fisiológico y funcional, individualizada para cada paciente en busca de identificar los objetivos y parámetros de seguridad de las mismas (21). En la fase aguda según la severidad de la presentación por COVID-19 se ha identificado afección multisistémica (pulmonar, cardiorrespiratorio, renal, metabólico, sistema nervioso central y periférico, musculoesquelético) requiriendo medidas de soporte ventilatorio invasivo o no invasivo , sedoanalgesia y uso de relajantes musculares, soporte hemodinámico y renal que usualmente se extiende de forma prolongada, favoreciendo la aparición de diferentes complicaciones asociadas como el síndrome de debilidad del paciente crítico, polineuropatía y miopatías en un 25 hasta 80%, alteraciónes cognitivas 30 a 80%, psicológicas en 30% como ansiedad y depresión (22), alteraciones cardiovasculares y digestivas como la disfagia secundario a intubación prolongada (23). Se estima que hasta el 80% de los pacientes críticamente enfermos que lograron egresar de la UCI, cursaron con problemas crónicos que afectaron la calidad de vida y funcionalidad (22). Existen diferentes recomendaciones y protocolos sobre las intervenciones de rehabilitación, que se han ido construyendo de acuerdo a la evolución de la pandemia y a la experiencia en centros especializado de atención. A través de la fisioterapia se establecen objetivos de movilización temprana para prevenir y tratar el desacondicionamiento físico, la debilidad muscular, optimizar o mantener la funcionalidad a través de ejercicio terapéutico y programa de rehabilitación musculoesquelética, neurológica y cardiopulmonar (según lo requieran los pacientes) (20); sin embargo, existen otras áreas de intervención que nos dan una gran apoyo como fonoaudiología, que busca evaluar los trastornos deglutorios y de comunicación con el fin de prevenir complicaciones asociadas a broncoaspiración o lesión nerviosa asociada principalmente por intubación prolongada (24). Desde terapia ocupacional en etapas aguda la intervención esta encaminada a la estimulación sensorial, medidas antidelirum, de posicionamiento, prevención de contracturas y úlceras por presión, según mejoría clínica favorecer el uso de técnicas de ahorro energético, funcionalidad y movilidad, así como mantener y mejorar habilidades cognitivo perceptuales (19). Es por esto que es importante contar con un equipo multidisciplinario en la atención de estos pacientes.
| Fecha de lectura | 1 ene. 2021 |
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| Idioma original | Indefinido/desconocido |
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| Supervisor | Diana Marcela Diaz Quijano (Asesor Metodológico), Maria Catalina Gomez Guevara (Asesor Temático) & Liliana Margarita Garcia Gutierrez (Asesor Temático) |
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